Tempus fugit, el tiempo huye, el tiempo vuela... la
fugacidad del tiempo... la efímera fugacidad del teatro. La incansable e
inalcanzable búsqueda del presente, de ese presente que suspende el
tiempo y que, en el recogimiento o la algarabía del teatro, nos lleva a
otro espacio-tiempo, el de la imaginación y la fantasía, y nos invita a
disfrutar aprovechando al máximo el tiempo que nos toca vivir.
Ésta es, pues, la invitación, la propuesta de Clásicos
en Alcalá 2018: vivir intensamente el momento presente -efímero, único,
irrepetible- en todas sus dimensiones y posibilidades.
Un Festival de Teatro Clásico, vitalista y, por tanto,
contemporáneo en su más amplio y relevante sentido. Haciendo suya la
obviedad manifiesta de que todo el arte que se produce hoy es,
evidentemente, actual, y por ende, contemporáneo, lo que esta dirección
artística propone para Clásicos en Alcalá es la revitalización del
legado de los Clásicos en lo presente, y en lo que eso nos alumbra el
futuro, que es el territorio que le compete al arte, el vislumbrar y
adelantarse a sus propios tiempos, trenzando esa sutil línea de acción
profunda y espiritual que es la de las obras de arte a lo largo de la
historia.
En todo lo que hoy nos pasa, nos sucede, resuena la
memoria, el eco del conocimiento y de la experiencia de los que nos
precedieron en el campo de la vida y en el campo del arte y el teatro,
que, por su naturaleza misteriosa, nos propone la magia de revivir en el
ahora aquello que ha quedado sólo parcialmente grabado en libros,
legajos, cuadros, edificios y costumbres... Es decir, revivir la
emoción, la pulsión vital de aquellos hombres y mujeres que hoy siguen
dentro de nosotros y que, a través del misterio de la escena, se ríen y
lloran, se apasionan y se duelen con nosotros y nos trasmiten su
experiencia de vida pasada, para que nos inspire en la generación de una
nueva vida de futuro.
Clásicos en Alcalá 2018, se compromete, de nuevo, con
un planteamiento abierto que aúna lo experimental con lo establecido,
convocando a artistas apasionados por los Clásicos desde muy diversas
posiciones y discursos, en una clara apuesta por trascender la tentación
arqueológica y contemplativa sobre el legado, e interpelar a los
espectadores desde una conciencia experiencial, participativa, crítica y
desafiante, en el afán último de democratizar los usos y relaciones que
los ciudadanos han de establecer con el Arte y la Cultura.
Lo que queremos, lo que os proponemos, es juntarnos con
Lope, Calderón, Shakespeare, Gracián, Teresa de Jesús, pero antes que,
para verificar nuestros propios prejuicios y consideraciones, para
dejarnos sorprender. Tal cual ellos mismos hicieron en su época,
rompiendo moldes y generando nuevos paradigmas, los artistas de hoy nos
van a plantear desafíos presentes, desde la perturbación y el
cuestionamiento, desde eso que hoy se llama, estar dispuesto a salir de
la zona de confort.
Desafortunadamente, el arte, el teatro, es un pequeño
reducto en el inmenso mundo globalizado e interconectado actual, pero
nosotros creemos que quizás y paradójicamente, el modo de prevalecer y
amplificarse es precisamente apelando a la condición efímera y la
capacidad de conmoción de este rito iniciático, en el que una pequeña
comunidad se reúne, asiste y participa en un aquelarre, en una ceremonia
de lucha, y, a ser posible victoria, persiguiendo anhelos y ahuyentando
fantasmas.
La fugacidad del tiempo, la fugacidad de la vida, se
nos olvida en el doméstico bienestar de nuestra cotidianidad de
habitantes del mal llamado primer mundo, con sus preocupaciones y
quehaceres; y es entonces cuando el Arte, puede, y debe implementar su
inútil utilidad, como parte de la constelación de las capacidades
inherentemente humanas, para recordarnos, como hacia el siervo que
acompañaba a los generales romanos que entraban triunfales en Roma, y
les iba susurrando:
"Mira tras de ti, recuerda que eres un hombre, y no un dios"
El Arte da así, cuenta de nuestra grandeza y de nuestra
fragilidad, y hoy os invitamos a avanzar triunfales por la
contemporaneidad, sin dejar de mirar atrás, de leer, apreciar y revivir a
nuestros clásicos, que lo son precisamente por ello. Por recordarnos, a
través de la belleza universal de las obras que sus talentos forjaron,
que somos nada más y nada menos que hombres, hombres y mujeres, personas
que pasamos por aquí fugazmente, y que denodada, comprometida y
responsablemente hacemos todo lo que está en nuestras manos y corazones,
por aportar y compartir con nuestros semejantes, momentos únicos de
vida plena.
Nada de lo humano me es ajeno, dijo el poeta... y desde
la crisis económica, hasta la violencia machista y patriarcal… desde el
amor hasta la melancolía… desde el pasado hasta el futuro... todo es
materia que requiere del espacio de lúdica experiencia y aprendizaje que
es el teatro, para sentir y soñar en nuevos modos y formas de
convivencia y armonía.
En la memoria eterna de los clásicos se alojan
infinidad de sueños. A lo largo de las tres semanas y media de Clásicos
en Alcalá 2018, esos sueños se volverán fugaces realidades que, desde la
emoción, a través de la pasión de las ideas en movimiento, nos
invitarán a re-conocer, a re-vivir, a participar en su re-presentación,
para hacer del encuentro efímero del teatro, la chispa de una
inspiración duradera.
De modo, que Si tempus fugit, carpe diem.
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