Más curiosidades y supersticiones en retom.es
Más curiosidades y supersticiones en retom.es
¿Todos
nos hemos preguntado alguna vez de dónde vienen las expresiones que usan los
actores como “mucha mierda”? ¿O supersticiones como por qué ningún actor se
viste de amarillo en el escenario?
Se cree que desear buena suerte trae mala suerte en las
representaciones. Es por eso que para desearse suerte se usan otros dichos como
“mucha mierda” o “break a leg” en español “rómpete una pierna”.
“Mucha mierda” es una de las expresiones teatrales más
conocidas y antiguas. Se remonta a los tiempos en los que el medio de
transporte habitual era el caballo. A mayor excrementos de caballo en la
entrada del teatro, mayor afluencia de público. Por tanto, tener mucha mierda
significaba disfrutar de un teatro lleno durante la representación.
La superstición de no vestirse nunca de amarillo es quizá la
más popular de forma internacional. La leyenda nació a raíz de una representación
de Molière del “El enfermo imaginario”. Durante esta representación tuvo un
fuerte ataque de tos y convulsiones debido a su tuberculosis. Tuvieron que
llevarlo de inmediato a su casa. Pocas horas después murió. Desde entonces el
color amarillo y la mala suerte van de la mano. Por tanto se dice que el
valiente que se atreva a vestirse de este color recibirá reproches de prensa y
compañeros.
¿Por qué nunca queda un escenario completamente a oscuras en
una representación? La razón son los fantasmas, son innumerables las historias
y leyendas sobre fantasmas en este mundo, la más famosa es la recogida en la
novela “El fantasma de la Ópera” de Gastón Lerroux. Es decir que para ahuyentar
los fantasmas, siempre debe permanecer una luz encendida en el escenario o
entre cajas.
¿Conoces alguna otra superstición o curiosidad del mundo del
teatro?
Más curiosidades y supersticiones en retom.es
Las plumas de pavo real
ResponderEliminarLas plumas de este animal están mal vistas no solo en el teatro. Los coloridos dibujos de estas aves, que pueden recordar a un ojo diabólico, parecen tener la culpa de ello: significan mal de ojo. Según la tradición, han ocurrido muchos sucesos desagradables y accidentes en escena con un denominador común: había en ella una pluma de pavo real.
Nadie debía sentarse en la escotilla del apuntador, a riesgo de romper el pacto con los dioses de la suerte. La tecnología dejo felizmente esta superstición en desuso...
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